Sólo la cruz es nuestra teología

Cristus am Kreuz por Cranach. Foto: gnesiolutheran.com

Independientemente de la capacidad particular en la que sirve o la cantidad de formación teológica formal que haya recibido, cada misionero opera con una teología que afecta profundamente todo lo que hace. ¿Qué clase de teólogos son los misioneros luteranos confesionales?

La cruz [es lo que] nos da el mensaje para la misión. En en la disputa de Heidelberg, la tesis 20, Lutero dice: “Él merece ser llamado un teólogo, sin embargo, quien comprenda las cosas visibles y manifiestos de Dios a través del sufrimiento y la cruz.” La cruz nos da la razón, el mensaje, y la urgencia de la misión. – Robert Scudieri, A Missiology of the Cross (Una misiología de la cruz)

Los misioneros luteranos confesionales, junto con Lutero y los reformadores, son “teólogos de la cruz.”

Los Misioneros Luteranos son teólogos de la cruz

Usted nunca va a encontrar un ejemplar de Su Mejor vida ahora de Joel Olsteen en la maleta de un misionero luterano. Como teólogos de la cruz, los misioneros luteranos sabemos de ninguna otra cosa, sino de Jesucristo, y de éste crucificado (1 Cor 2:2). No estamos en una campaña de moral, ni una gira sobre la victoriosa vida cristiana. No estamos en el negocio de ayudar a la gente a que lleguen a su “potencial de Dios.” No hacemos promesas de salud, la riqueza, o el éxito.

Hacemos discípulos de todas las naciones, a través del bautismo y la enseñanza (Mateo 28:19-20). Nosotros predicamos el arrepentimiento y el perdón de los pecados a través de la cruz de Cristo (Lucas 24:47).

Misionero Pastor Ted Krey. Foto: Facebook de LCMS Missions in Latin America and the Caribbean.

Como teólogos de la cruz, podemos ser honestos acerca de quienes somos. No llegamos al país donde servimos con delirios de grandeza, pensando más alto de nosotros mismos de lo que deberíamos. Sabemos que no somos los héroes. Sabemos que somos ante todo, pecadores redimidos por la gracia de Dios mediante la fe en Cristo. Sabemos que fuera de Cristo, no somos nada.

Para un misionero luterano, todo se trata de la cruz de Cristo. Si se pierde a la cruz, se pierde al cristianismo. Si se pierde al cristianismo, se pierde la misión cristiana. Y si se pierde la misión cristiana, más vale que el misionero se quede cómodo en casa – leyendo su ejemplar de Su Mejor vida ahora.